lunes, 31 de octubre de 2011

Macarena Gelman: “Al recuperar mi identidad me sentí más completa y sin vacíos”

Por Carmen Urzola Maldonado



La nieta María Macarena Gelman, restituida en el año 2000, reconstruyó su historia durante su declaración por videoconferencia, desde Montevideo, ante el Tribunal Oral Federal Número 6, que juzga a los responsables del Plan Sistemático de Apropiación de Menores.
El fiscal Martín Niklison inició la indagatoria preguntando por la familia que crió a Macarena y la forma en que recuperó su identidad. “Ángel Tauriño era retirado de la policía y Alejandra Vivian, ama de casa”, comenzó y narró que en el año 2000, un año después de la muerte de Tauriño, un sacerdote se contactó con Vivian. “Diez días después ella me confesó que era adoptada. El 31 de marzo conocí a mi abuelo paterno (Juan Gelman), quien me había estado buscando. Me hice dos exámenes, uno en Uruguay y otro en el Banco Nacional de Datos Genéticos”, recordó.
Durante su testimonio en la causa, María Macarena recordó también a sus padres biológicos, Marcelo Ariel Gelman y María Claudia García. “Mi madre estuvo secuestrada en Automotores Orletti junto con mi padre. Ella fue trasladada a Uruguay y mi padre fue asesinado en 1976. Sus restos fueron encontrados en el canal de San Fernando en 1989. Ellos militaban en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES)”, relató. El centro clandestino de detención en el que estuvo su madre mientras estaba embarazada fue la base del Plan Cóndor. Con respecto a su nacimiento, Macarena contó que “había unos uruguayos que estuvieron en el mismo lugar y escucharon cuando un guardia pidió indicaciones para atender a una mujer embarazada”. “Por estas referencias -continuó- parece que nací en el Hospital Militar Central”.
“El 22 de diciembre de 1976, el soldado Julio Barboza vio cuando trasladaban a mi madre conmigo en una canastita. En enero de 1977, fui abandonada en la puerta de la casa de la familia Tauriño- Vivian, quienes me registraron como hija legítima”, reconstruyó Macarena sobre una historia a la que aún le faltan muchas piezas.
Alan Iud, abogado de Abuelas, preguntó a Macarena si antes de recuperar su identidad hubo hechos que considerara relevantes. La nieta respondió: “Estando mi padre en el hospital, cuatro días antes de morir, me pidió que le llevara el libro ‘La Ira del Leviatán’, que habla de lo que pasó en la Argentina. También me pidió que lo perdonara”.
Para finalizar, Macarena también resaltó la importancia de haber recuperado su identidad. Cuando Niklison le preguntó por su restitución, la nieta enfatizó: “Actualmente tengo un vínculo habitual con mi familia biológica: abuelos, tíos, tías, primos, primas, amigos de mis padres. Al recuperar mi identidad me sentí más completa y sin vacíos”.


miércoles, 19 de octubre de 2011

Cronograma de audiencias

Lunes 24 de octubre (videoconferencias)
María Macarena Gelman
Anatole Julien Grisonas (Anatole Alejandro Larrabeiti Yañez)
María Bernabella Herrera Sanguinetti
María Elena Laguna de Soba


Martes 25 de octubre (videoconferencias)
Beatriz Victoria Barboza Sánchez
Margarita Michellini
Álvaro Rico

Miércoles 26 de octubre
Victoria Julien Grisonas (Claudia Victoria Larrabeiti Yañez) - videoconferencia
Aníbal Simón Méndez
Lidia Cristina Vieyra
Francisco Cullari
Joaquín Castro

Sara Osatinsky recordó su convivencia con mujeres embarazadas en la Esma

Por Carmen Urzola Maldonado

“Ana de Castro, ‘Cori’ Pérez de Donda, María del Carmen –‘Pichona’- Moyano de Poblete, Susana Siver de Reinhold, Susana Beatriz Pegoraro, María José Rapela de Mangone, Cecilia Viñas, Liliana Pereyra, Cristina Greco, Alicia Alfonsín de Cabandié, Patricia Marcuzzo y Raquel Tauro de Rochistein fueron algunas de las embarazadas que acompañé y ayudé durante el parto”, enumeró la sobreviviente de la Esma y exiliada en Suiza Sara Solarz de Osatinsky, durante su testimonio a través de video conferencia para la causa Plan Sistemático de Apropiación de Menores. En esta audiencia, relató las torturas físicas y psicológicas que sufrió en ese centro clandestino de detención junto a varias mujeres embarazadas, que después de dar a luz a sus hijos desaparecían.
Sara Osatinsky fue secuestrada el 14 de mayo de 1977, a los 42 años, y ya había perdido a sus dos hijos y a su esposo. Su testimonio fue solicitado por los fiscales de la causa y por las querellas. A petición del fiscal Martin Niklison, la testigo relató su secuestro y dio nombres y fechas de las mujeres embarazadas que dieron a luz en la Esma. A pesar de haber pasado más de treinta años, en su memoria permanecen los recuerdos de aquellas personas que la torturaron y con quienes sufrió el encierro y las angustias.
“María del Carmen Poblete fue la primera que me pidió que la acompañara a parir. Entonces, nos bajaron al sótano. Allí estaban el doctor (Jorge Luis) Magnacco y (Carlos Octavio) Capdevila (ambos imputados en esta causa). María del Carmen tuvo una niña en junio de 1977. Por esos días inauguraron la sala de las embarazadas llamada la Pequeña Sardá. Héctor Febrés visitaba constantemente esta sala, les llevaba a las embarazas un moisés y les hacía escribir una carta con los datos de las personas a quienes las madres querían dejar sus bebés porque, supuestamente, serían entregados a sus familiares”, recordó Sara.
Luego, contó que Ana de Castro llegó a la Esma embarazada de dos meses. “Fue torturada y a los siete meses de embarazo le practicaron una cesárea. El bebé fue puesto en una incubadora. Ella me pedía que le dijera cómo era el bebé y si estaba bien”, continuó. Dos días después, “Pichona” y Ana fueron trasladadas de la ESMA. “Nunca más supimos de ellas, continúan desaparecidas”, declaró y denunció que “a medida que las embarazadas tenían a sus hijos las separaban de ellos” y que “muchos de estos niños fueron apropiados por los militares”. “El encargado en ese momento de decidir acerca de la vida y la muerte de los secuestrados era Jorge Eduardo (“Tigre”) Acosta”, acusó
La sobreviviente también contó que las embarazadas recibían un “trato especial” porque las dejaban salir a caminar un poco sin quitarles los grilletes y les daban frutas. De todas formas, también eran torturadas.
Luego, detalló algunos de los lugares que conoció dentro de la Esma durante su cautiverio: “El Sótano, la celda tres, la ‘Avenida de la felicidad’. Allí torturaban y, en las afueras de este lugar, ponían música deprimente con alto volumen para que no escucháramos los gritos. En el tercer piso estaba la sala llamada ‘La Capucha’, donde había muchos cajones para muertos. Ahí permanecíamos los secuestrados encapuchados, incluidas las embarazadas, hasta que inauguraron la sala de las embarazadas, llamada ‘Pequeña Sardá’. La pecera era otro lugar de reclusión”.
En la última etapa de la audiencia, la defensa inició su interrogatorio con la firme intención de encontrar contradicciones en la declaración de Sara. Se hicieron comparaciones con declaraciones anteriores pero esto corroboró que, aunque los testimonios fueron rendidos en tiempos diferentes, sigue siendo la misma historia de horror.

jueves, 13 de octubre de 2011

Cronograma de audiencias

Lunes 17 de octubre (videoconferencias)
Sara Solarz de Osatinsky, sobreviviente de la ESMA
Graciela Geuna, sobreviviente de la ESMA
Rubén Delfor Galucci, sobreviviente de Mansión Seré


Martes 18 de octubre
9.30 hs. Sara Rita Méndez
13:00 hs. Milton Romani

martes, 11 de octubre de 2011

Una nieta recuperada ratificó los vínculos de la Triple A con el centro Automotores Orletti

(Fuente: Télam)

La nieta recuperada Carla Rutila Artés recordó la “infancia infeliz” que pasó a manos de su apropiador, Eduardo Ruffo, al ratificar los vínculos del represor con jefes de la Triple A y con el centro clandestino de detención que funcionó en Automotores Orletti en la última dictadura militar.

“Me decían que era una vieja bruja que me buscaba para sacarme la sangre”, contó la niña sobre la explicación que recibía a los 10 años sobre su abuela biológica que publicaba fotos de ella antes de ser secuestrada junto su madre en Bolivia.

Carla Rutila tenía un año y tres meses al ser secuestrada con su mamá, Graciela Rutila Artés, una estudiante de 24 años, en Oruro, y llevada junto a ella poco después –tras pasar por un orfanato- a la frontera.

Allí fue entregada a policías federales y agentes de inteligencia argentinos, en el marco del Plan Condor de colaboración entre dictaduras latinoamericanas.

Ambas fueron llevadas al centro clandestino de detención que funcionó en Automotores Orletti, donde su madre desapareció y ella fue apropiada por Ruffo, quien la crió como propia junto a su esposa Amanda Cordero hasta que en 1985 fue detenido y la niña recuperó su identidad.

“Vi mi foto a esa edad y me reconocí porque las fotos que ellos tenían de mi eran también de cuando tenía esa edad y era idéntica. Pregunté y recibí una tremebunda paliza para que no volviera a preguntar”, agregó al declarar ante el Tribunal Oral
Federal 6.

El ex policía miembro de la Triple A y muy vinculado al ex jefe de la SIDE Otto Paladino y a Aníbal Gordon, la inscribió como propia con el nombre falso de Gina Amanda Ruffo y con una falsa fecha de nacimiento, que había ocurrido -en realidad- el 28 de junio de 1975 en Perú.

Tras ser sacada de Orletti, la beba pasó un tiempo en las oficinas de una empresa de seguridad, que según supuso era una fachada para encubrir las actividades de ex miembros de la Triple A que seguían en actividad en la dictadura, como su apropiador o Raúl Guglielminetti, a quien también conoció de niña.

Ruffo ya fue condenado por la apropiación de la niña en un juicio y a 25 años de prisión por delitos de lesa humanidad cometidos en Orletti, en otro, y ahora es juzgado por la sustracción de otro menor nacido en cautiverio en ese lugar, Simón
Riquelo, entregado a un comisario.

En 1984, tras la vuelta de la democracia, la abuela biológica de Carla viajó a la Argentina y entonces comenzó una búsqueda con fotografías de la niña y su madre, con lo cual la familia Ruffo se fugó.

“Nunca me dijeron nada, viví desde 1976 hasta 1983 con relativa normalidad entre comillas, y a finales del `83 este señor se pone prófugo de la justicia y desde enero de 1984 nosotros también”, recordó.

Por entonces, Abuelas de Plaza de Mayo alertaba sobre la presencia de una niña “con las características de Carlita en manos de Ruffo” y pronto comenzaron a publicarse sus fotos.

Martín Balza: “Hubo un plan sistemático de apropiación de niños”

Por Carmen Urzola Maldonado

Martín Balza, embajador Argentino en Colombia y ex jefe del Ejército, rindió su testimonio en la causa Plan Sistemático de apropiación de menores, a través de una videoconferencia, y afirmó que hubo método para el robo de niños durante la última dictadura.
La ronda de preguntas que inició el fiscal de la causa Martín Nikilson estuvo enfocada en intentar esclarecer la finalidad de la documentación recopilada durante la dictadura militar que, según dijo Balza, fue incinerada por orden de Cristino Nicolaides, y en la cual debían estar los datos tanto de los desaparecidos como de los represores.
“En 1985 tuve conocimiento de una orden emitida en noviembre de 1983 por el general Nicolaides. Quien la firmó fue el general Eduardo Calvi. El mensaje fue enviado a los comandos, ellos querían reunir toda la documentación para quemarla antes de la toma de posesión de Alfonsín para así borrar una memoria histórica”, relató el embajador.
“Yo hablé con el general Santiago Riveros para preguntarle puntualmente por Santucho, de quien dijo no saber nada. Durante mi carrera militar estuve en Campo de Mayo desde 1969, era Capitán, entre 1975 y 1978 estuve en Perú. Después de 1978, la seguridad en Campo de Mayo era sumamente estricta. Había un sector llamado ‘lugar de detenidos’. Allí mismo había residencias para los militares, creo que el general Nicolaides vivía en una de esas residencias”, continuó.
Además, Balza habló de un método de apropiación de niños: “Recién en el año 2000, cuando me citaron para declarar por el caso del médico Magnacco (imputado en esta causa), leí declaraciones de médicos, enfermeras y de un general, Benedetti. Allí me enteré de que mujeres daban a luz en Campo de Mayo. Los 105 nietos que han recuperado su identidad son la prueba de que hubo un plan sistemático de apropiación de niños”.