viernes, 25 de noviembre de 2011

Cronograma actualizado de audiencias

Martes 29 de noviembre

9:30 Santiago Cao

10:00 José Antonio Maseda

María Elena Pólvora

Fabiana Alejandra Moschetto

Liliana Beatriz Costa

13:00 Gustavo Andrés Balvi

Patricia Fernanda Righetti

Marcos Taricco


Martes 20 de diciembre (videoconferencia)

9:00 Juan Antonio García Iruretagoyena

Alejandro Martín García Cassinelli

Vicen te Romero

14:00. María Cristina Bustamante


Miércoles 21 de diciembre

10:00 Aldo o Álvaro Nores Montedónico (videoconferencia)

Armando Nicolás Pérez

Mariana Iris Pérez

Patricia Erb


Lunes 26 de diciembre

10:30 Miguel Cabrera

Ernesto González

viernes, 18 de noviembre de 2011

Cronograma actualizado de audiencias

Lunes 21 de noviembre

09.30 Gabriel Mazzarovich (videoconferencia)

Rafael Eugenio Michelini (videoconferencia)

Beatriz Castellonese Techera (videoconferencia)

Orlinda Falero

Nilda Leguiza

Martes 22 de noviembre

09:30 María Estela Herrera

10:30 Graciela Velardez

Natividad Valenzuela

12:30 Washington Martínez Rodríguez

14:00 María Seoane

15:00 Marcos Taricco

Miércoles 23 de noviembre (Auditórium)

09:30 Marta Ybarra

María Isabel Díaz

Elena Vago

Matías Bertone

Juan Roger Rodríguez Chandari

Julia Haydee Campos


Martes 29 de noviembre

9.30 José Antonio Maseda

10:30 María Elena Pólvora

11:30 Fabiana Alejandra Moschetto

12:30 Liliana Beatriz Costa

14:00 Patricia Fernanda Righetti

15:00 Gustavo Andrés Balvi

15:30 Julia Olga Flores


Mariana Zaffaroni Islas: “Yo no me quería hacer cargo de mi historia”

Por Carmen Urzola Maldonado

Mariana Zaffaroni Islas, nació el 22 de marzo de 1975. Un año después fue secuestrada junto a sus padres, ambos uruguayos, en el marco del Plan Cóndor. Recién en 1993, tras hacerse el análisis de sangre en el BNDG, recuperó su identidad.

El 14 de noviembre testificó ante el TOF Nº 6, en la causa por Plan Sistemático de Apropiación de Menores. Allí, habló de sus traumas, de sus padres biológicos -Jorge Zaffaroni y María Emilia Islas-, de sus apropiadores -el agente de inteligencia Miguel Ángel Furci y su esposa Adriana-, y también vinculó con su apropiación al represor Eduardo Ruffo.

“Hasta los 17 años creí que me llamaba Daniela Furci. Después de recuperar mi identidad el proceso de adaptación fue bastante lento, yo no me quería hacer cargo de mi historia. Pero cuando nació mi hija, todo empezó a fluir con mi familia. Ahora, al ver personas parecidas a mí, tengo la sensación de pertenecer. Esto yo no lo había sentido nunca a pesar de que tuve una infancia feliz”, relató.

Mariana contó que Furci le dio diversas versiones sobre su apropiación: “Me dijo que él no trabajaba en Automotores Orletti, lugar de donde me retiró, y que iba eventualmente. Ruffo le dijo que allí había una nena pero que para sacarme debía hablar con Gavazzo y Gordon. En una de esas visitas dice que vio a una mujer encapuchada, que él supone que era mi madre. Se encontraba con varios niños. Me dijo que me había entregado Aníbal Gordon pero también me dijo que me había recibido de brazos de mi madre cuando estaba en el avión que la llevaría a Uruguay”.

La nieta relató que siempre tuvo pesadillas con olas gigantes y mucho miedo al ruido de los baños. Cuando le preguntó a Furci por la razón de sus temores, él le respondió que no sabía y que le consultara a Ruffo. “Me reuní con Ruffo y le pregunté que había pasado al momento del secuestro de mi familia pero me respondió que había estado en muchos operativos y que no recordaba mi caso en particular”, declaró.

Además, Mariana dio detalles sobre la búsqueda de su abuela paterna. “Se comunicó con el nuncio apostólico y con monseñor Pío Laghi. Me sorprendió mucho que Pío Laghi le dijera a mi abuela que no sabía nada porque en 1982 y 1983 Furci recibió tarjetas de él”, advirtió. Luego, la joven entregó al tribunal una carpeta que le dio su abuela María Esther Gatti de Islas, quien trabajó con Abuelas de Plaza de Mayo, con las Madres y con su familia hasta encontrar a Mariana. En esa carpeta está toda la documentación de las diferentes diligencias que hicieron para encontrarla y también hay una copia de la película “Por esos ojos”, que pone énfasis en el proceso de búsqueda que llevó a cabo su abuela durante 16 años.

Pero la búsqueda continúa. María Emilia Islas y Jorge Zaffaroni continúan desaparecidos. Según tres testigos, la familia esperaba su segundo hijo al momento del secuestro: al parecer María Emilia llevaba tres meses de embarazo.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Pruebas del plan sistemático

La periodista Victoria Ginzberg fue convocada por una nota escrita en 2002, referida a los documentos desclasificados por el Departamento de Estado de Estados Unidos. Uno de los papeles revela que el dictador Reynaldo Bignone reconocía en 1982 la apropiación de bebés y se negaba a devolver a los niños a sus familias.

(Fuente: Página/12)

“Toqué con el embajador el tema de los niños, como los chicos nacidos en prisión o los chicos sacados a sus familias durante la guerra sucia. Mientras los desaparecidos estaban muertos, estos niños estaban vivos y esto era, en un sentido, el más grave problema humanitario. El embajador coincidió completamente y ya había hablado esto con su ministro de Relaciones Exteriores y su presidente. Ellos no rechazaron su visión, pero señalaron el problema de, por ejemplo, quitar los chicos a sus padres adoptivos.” El párrafo fue escrito por Elliot Abrams, de la oficina de derechos humanos de la Subsecretaría de Estado norteamericana. Figura en uno de los documentos desclasificados por los Estados Unidos en 2002 que fue publicado en ese momento por Página/12. Se trata de una prueba de la existencia de un plan sistemático para apropiarse de los hijos de desaparecidos, ya que demuestra que el dictador Reynaldo Bignone estaba al tanto del “tema” de los niños apropiados y se negaba a devolverlos a sus familiares para no “quitar a los chicos de sus padres adoptivos”. La periodista de Página/12 Victoria Ginzberg declaró ayer en el juicio oral que lleva adelante el Tribunal Oral Federal 6 y, además de ratificar el contenido de las notas publicadas en 2002 por este diario, profundizó acerca de las menciones a los niños desaparecidos que hay en los papeles del Departamento de Estado de los Estados Unidos.

Uno de los documentos utilizados en la nota titulada “El embajador y el plan sistemático”, del 23 de agosto de 2002, por la que fue convocada la periodista, da cuenta de que el 3 de diciembre de 1982, a la una del mediodía, el por entonces embajador argentino en Estados Unidos, Lucio Alberto García del Solar, se reunió con Abrams en la confitería Jockey Club, en el hotel Ritz-Carlton de Washington. “Había dos temas principales, la certificación (una especie de certificado de buena conducta) y la cuestión de los desaparecidos”, apuntó el funcionario estadounidense al elaborar el memorándum en el que relató el encuentro.

Luego del análisis político, Abrams introdujo el tema de los niños desaparecidos. En este asunto, obtuvo la simpatía personal de García del Solar pero el rechazo oficial del Gobierno, encarnado en el canciller –que por ese entonces era Juan Ramón Aguirre Lanari– y en quien ocupaba la usurpada presidencia, Reynaldo Benito Bignone.

“Yo sugerí que ese problema debería ser manejado por la Iglesia o por una comisión que incluya a la Iglesia, doctores, etc. Las acciones respecto de estos chicos podrían tener un enorme contenido humanitario y político. Nuevamente el embajador dijo que estaba completamente de acuerdo y que tocaría este punto una vez más con Buenos Aires”, prosigue el documento. El papel contiene un par de párrafos que aún permanecen ocultos, ya que el gobierno norteamericano no autorizó su difusión completa. Como podría contener información sensible para el proceso que llevan adelante los jueces María del Carmen Roqueta, Julio Luis Panelo y Domingo Luis Altieri, los abogados de Abuelas de Plaza de Mayo, Luciano Hazan y Alan Iud, pidieron que se solicite la difusión completa de dicho documento.

En agosto de 2002, el Departamento de Estado de los Estados Unidos desclasificó 4677 cables sobre violaciones a los derechos humanos cometidas durante la última dictadura militar en la Argentina. La apertura de esos archivos había sido solicitada dos años antes por Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y el Centro de Estudios Legales y Sociales durante una reunión con la entonces secretaria de Estado Madeleine Albright en Buenos Aires. Uno de los aportes de esos papeles fue mostrar que lo que los militares callaban y aún ocultan en público, lo admitían sin tapujos hace 30 años ante funcionarios de la embajada norteamericana.

- Otros cables del Departamento de Estado citados en la nota publicada el 23 de agosto de 2002 y mencionados por la periodista de Página/12 durante su testimonio describen que en el año 1978 los funcionarios norteamericanos eran escépticos sobre la posibilidad de que los militares argentinos llegaran al punto de secuestrar niños o apropiarse de bebés nacidos durante el cautiverio de sus madres. “Nosotros sabemos que el gobierno argentino cree que los adolescentes son capaces de actividad terrorista y que hubo arrestos de adolescentes. (...) Miembros del gobierno declararon a miembros de la embajada que las operaciones no podían estar limitadas por la edad porque un grupo de adolescentes impresionables es un área fértil para la penetración de terroristas y subversivos. Se reportaron un número de casos de adolescentes desaparecidos. Creemos que fueron estos elementos los que originaron las declaraciones sobre chicos desaparecidos”, se asegura en un documento del 29 de septiembre de 1978.

El tiempo les fue demostrando que estaban equivocados. Durante 1979 se fueron incrementando las denuncias que recibían vinculadas a los niños desaparecidos. En un cable de enero de 1979 se mencionan 22 hechos, entre casos de adolescentes y niños pequeños, como Amaral García, de tres años, Pablo Menna, de dos, y Simón Riquelo, de 20 días. Dos meses después, aparece entre los papeles de interés del Departamento de Estado un informe de Amnistía Internacional de marzo de 1979 en el que se habla no sólo de niños desaparecidos sino también de posibles apropiaciones de bebés nacidos durante el cautiverio de sus madres. “Hay reportes no confirmados acerca de que a chicos secuestrados les fueron dadas nuevas identidades y enviados a adopción. Otro grupo de mujeres, que se hicieron conocidas como Abuelas de Plaza de Mayo, están buscando nietos que nunca vieron. Las Abuelas sólo saben que sus hijas o nueras estaban embarazadas cuando desaparecieron”, señalaba el organismo de derechos humanos antes de mencionar los nombres de las mujeres que podían haber dado a luz cuando estaban secuestradas, como Liliana Fontana, Silvina Parodi, Beatriz Recchia, María Claudia García Irureta Goyena, Ana María Lancillotto, Mónica María Lemos, entre otros.

- Según se desprende de otro documento, diecisiete días antes de la reunión entre Abrams y García del Solar, las Abuelas de Plaza de Mayo se habían reunido con funcionarios del Departamento de Estado. María Isabel Mariani –por entonces presidenta de la institución– y Estela de Carlotto –vicepresidenta (aparece como Carloti en el papel)– explicaron el 15 de noviembre de 1982 “que representaban a 117 abuelas cuyos 110 nietos fueron secuestrados con sus padres desaparecidos o que nacieron durante la detención de sus padres”. “Dijeron que hay probablemente 400 niños desaparecidos, pero que otros abuelos tienen miedo de denunciar. Las Abuelas no pudieron obtener ninguna respuesta del gobierno argentino sobre sus nietos. Agregaron que están convencidas de que sus nietos están vivos y que la mayoría están ya ubicados con padres adoptivos.” Finalmente, está el memo de la reunión entre Abrams y García del Solar. Allí ambos dan por sentado que los niños fueron secuestrados, que fueron entregados a “familias adoptivas”, y el embajador informa que el dictador Bignone se resistía a la propuesta del funcionario norteamericano que consistía en dar al tema una “salida humanitaria” (es decir devolverlos a sus familias) con intervención de una junta médica o de la Iglesia. Como es sabido, los represores argentinos no entregaron a los niños buscados por las Abuelas de Plaza de Mayo. En estos 34 años el organismo de derechos humanos logró que 105 niños, hoy jóvenes, recuperaran su identidad. Aún quedan 400 casos sin resolver.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Cronograma actualizado de audiencias

Lunes 14 de noviembre

10:00 Lucía Zaffaroni

11:00 Mariana Zaffaroni

Lisandro Raúl Cubas (videoconferencia)

Martes 15 de noviembre

11:00 Victoria Ginzberg

Franciasco Cullari

Joaquín Castro

Paula Elena Ogando

Miércoles 16 de noviembre

FERIADO JUDICIAL

Lunes 21 de noviembre

9:30 Gabriel Mazzarovich (videoconferencia)

Rafael Eugenio Michelini (videoconferencia)

Beatriz Castellonese Techera

Héctor Di Pirro

Héctor Agustín Tebaldi

Isidoro Antonio Paradelo

Martes 22 de noviembre

10:00 Lorena Tasca

María Estela Herrera

Marcos Tarico

Santiago Cao

Miguel Cabrera

María Seoane

Miércoles 23 de noviembre (auditórium)

10:00 Graciela Viviana Velárdez

Natividad Lidia Valenzuela

Washington Rubén Martínez Rodríguez

Juan Roger Rodríguez Chandari

jueves, 10 de noviembre de 2011

Laura Catalina De Sanctis Ovando: “Ellos son cómplices de las muertes”

“Más allá de haberme robado, es un requisito que mis papás hayan desaparecido para quedarse conmigo”, dijo Catalina ante el tribunal que juzga el plan sistemático de apropiación de niños. La vinculación con el Movimiento Familiar Cristiano.
(Fuente: Alejandra Dandan – Página 12)

Laura Catalina de Sanctis Ovando tuvo la certeza de que estaban hablando de ella cuando vio un spot de Abuelas de Plaza de Mayo en televisión. Era el año 1998, ella había cumplido 21 años, estaba en una casa de Belgrano, pero sabía que su nacimiento, por alguna razón inexplicable, había sido en Campo de Mayo. Ella declaró ayer por primera vez en el ámbito de un juicio oral, en la causa por el robo sistemático de niños durante la dictadura. Su historia conecta nuevamente al Movimiento Familiar Cristiano (MFC) con las apropiaciones ilegales de la dictadura.

“Yo siempre decía desde chica, desde los ocho años me acuerdo, que tenía cara de nada al mirarme al espejo. Cuando vi las fotos de mi mamá con la esperanza de verme en alguien... las fotos eran de mala calidad, así que me enojé.”

Catalina nació el 11 de agosto de 1977. Desde chica creyó que era hija biológica de sus apropiadores porque la habían anotado fraguando un libro de parto del Hospital Militar de Campo de Mayo. El dato abre nuevas puertas para la búsqueda de niños, ya que hasta ahora muchos de los robos-desapariciones del hospital parecían partir de inscripciones de NN.

Sus apropiadores fueron María Francisca Morilla y Carlos Hidalgo Garzón; ella, una docente que desde chica le relató dificultades para quedar embarazada y a sus seis años intentó decirle que era adoptada, pero cuando entendió que la historia podía terminar en casa de las Abuelas de Plaza de Mayo volvió atrás. Su apropiador era un hombre de Inteligencia del Ejército, enlace entre el Batallón 601 y el 101 de La Plata, con contactos eternos entre los espías y abogado. Su historia es simbólica porque contiene datos que a esta altura del juicio parecen estandarizar lo que funcionó como sistema de apropiación de bebés.

La historia
Catalina está casada, es profesora de educación física y durante el ritual del comienzo de la audiencia decidió no jurar, sino prometer decir la verdad. En la sala estuvo su compañero y compañeros de militancia de sus padres, parte de Montoneros. Su caso no forma parte de este megajuicio, pero el hallazgo de la carta del MFC habilitó su relato como parte de las pruebas.

–Al comienzo dijiste tu nombre –le dijo el abogado de Abuelas, Alan Iud–.

–¿Siempre ése fue tu nombre?

–No –dijo ella–. Mi nombre era otro. De hecho, mi DNI continúa con ese otro nombre que me pusieron mis apropiadores. Mi nombre era María Carolina Hidalgo Garzón.

–¿Cómo te enteraste de que no era?

–A raíz de una causa judicial, en el año 2008 se hizo un allanamiento en el que se llevaron prendas mías que permitieron determinar que mis papás eran Raúl René de Sanctis y Miriam Ovando. Mi mamá había podido enviar una carta a mis abuelos diciendo que yo había nacido, por eso sé que me llamo Laura Catalina.

Y luego:

–Yo fui criada como hija biológica, así fui inscripta, no tuve dudas hasta mis 21 años, en que vi en la tele una publicidad de Abuelas y tuve la certeza, no dudas, de que yo era hija de desaparecidos. Es como que en ese momento se juntó toda la información y tuvo un sentido el nunca haber visto fotos de mi apropiadora embarazada, el lugar donde había nacido, porque vivíamos en Belgrano pero yo nací en Campo de Mayo y las explicaciones que me dieron siempre eran diferentes, no tenían sentido. En ese momento le fui a preguntar a Morillo si yo era hija de desaparecidos, me dijo que sí, que mis papás habían muerto en un enfrentamiento. Pero que no era como decían las Abuelas, que no me habían elegido, sino que yo había quedado huérfana y las familias (biológicas) cuando se les daba la noticia de un bebé, no los querían, como que los rechazaban.

La conversación cerró con otro mensaje: si ella hacía algo para conocer quiénes eran sus padres, ellos iban a ir presos. Catalina les dijo que no iba a hacer nada que los perjudicara, y cuando notó que algo parecido a una causa judicial podía dar con ella empezó a escaparse. Primero a Paraguay con su marido, pero seguida por su apropiador, luego a Misiones. “Me llevó mucho tiempo poder desprenderme de esa culpa que lograron que sintiera, porque me seguía sintiendo yo responsable de las consecuencias de sus actos.” En la recuperación veloz de la historia, con momentos de decisión y el allanamiento judicial que la encontró instalada en San Luis, hubo otros datos importantes. El ticket de compra de ropa para un bebé de 1977, una charla que su marido Rodrigo tuvo con su apropiador antes de la muerte y una carta sobre el MFC.

El ticket era una tarjetita de ropa para bebé comprada en cuotas, del 13 de agosto de 1977. Ya estaba la causa abierta, pero ese ticket la alteró porque todavía estaba convencida de que había nacido el día 15. “Me pareció sumamente doloroso pensar que yo iba a nacer y que ellos hayan estado preparando las cosas desde antes y entonces se cayó todo el engaño de que yo me había quedado sola y ellos por amor me adoptaron.”

En otro momento, Rodrigo le mostró a su apropiador fotos de las posibles parejas de padres de Catalina. “Mi apropiador reconoció a mi mamá antes de que yo supiera el resultado del examen. Le dijo que la había visto en Campo de Mayo detenida, y que al otro día había llamado para ver si ‘habían volado el paquete’. Cuando Rodrigo le preguntó si se refería a los vuelos de la muerte, dijo que sí. Y también le comentó que el que me había entregado fue el doctor Bianco, que me habían ido a buscar personalmente a Campo de Mayo en su Falcon.” Y digo: “Esto obviamente me hizo cambiar la mirada de todo. Y eso fue lo que me hizo querer ser querellante en la causa contra ellos, porque más allá de haberme robado, es un requisito que mis papás hayan desaparecido para quedarse conmigo, así que son cómplices de la muerte de mis papás”.

En un último allanamiento encontraron una carta con datos del MFC. Tenía fecha de abril de 1977 y estaba dirigida a un tal Carlos Herrera Goncalvez, el supuesto nombre de cobertura de su apropiador, para ese entonces instalado en Tucumán. La carta –publicada en septiembre por Página/12–, escrita por su apropiadora, hablaba de la visita de una asistente social del MFC y hacía referencia a cómo eran los partos. Decía que según la asistente, “eran partos normales”, “que no se entregan chicos con malformaciones”. Es muy raro, dijo Catalina: “Me di cuenta de que habla de partos cuando todo supuestamente tenía que ver con adopciones, que en general son chicos más grandes”.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Victoria Julien Grisonas: “No sabía qué sentir, qué pensar”

Ella y su hermano fueron los primeros nietos localizados por Abuelas. Estuvieron en el centro Orletti y fueron dejados en Chile. Se enteró de su historia a los nueve años. “Cosas que no tenían sentido empezaban a tener explicación”, aseguró.

(Fuente: Alejandra Dandan - Página 12)

No entendía por qué tenía tantas abuelas. O por qué se callaban o dejaban de hablar cuando ella entraba de pronto a algún lugar. A los nueve años, viajó por primera vez a Uruguay. O, más bien, volvía al espacio donde había estado secuestrada de muy niña. Quienes suponía como sus padres intentaron explicarle algo de ese viaje antes de salir: “Con mucho cuidado y muy amorosamente me cuentan que vengo de otra familia, que tuve otros papás, que me querían muchísimo, que por eso venía una abuelita a verme con otro acento. Que por problemas políticos ellos se habían muerto”.

“En ese mismo viaje me acerqué un día a mi tía y le dije que me diga qué pasaba porque había cosas que no entendía: y me empiezan a contar, me muestran fotos, escritos, fue algo muy fuerte, muy potente para mí: siempre digo que fue un antes y un después, se me habla por primera vez de la tortura, de la desaparición, de las fuerzas conjuntas, de cuánta gente embarazada, adolescentes, estaban desaparecidos. Es como un golpe en la cabeza: no sabía qué sentir, qué pensar, tuve un efecto de shock: afuera no se notaba nada, pero por adentro sentía algo muy fuerte: cosas que no tenían sentido empezaban a tener explicación. Como que cuando mi madre (adoptiva) se iba yo me ponía muy mal, algo que se llama angustia de la separación de la madre: horror a que la madre desaparezca como si realmente se fuera a morir. Tenía pesadillas, sensación de vacío y dolor, síntomas que después entendí que eran depresivos.”

Claudia Victoria Larrabeiti Yañez es Victoria Julien Grisonas, la hermana de Anatole, los niños secuestrados el 26 de septiembre de 1976 cuando tenían año y medio y cuatro años de edad; que después de pasar por un centro clandestino en Buenos Aires y otro en Montevideo terminaron abandonados en Chile por fuerzas del Plan Cóndor. En aquel momento la prensa chilena los presentó como posibles hijos de “requeridos argentinos”. El acento de Anatole, la ropa, los comentarios de los lugares que habían recorrido o la dificultad de él para pronunciar el nombre de sus padres eran algunos motivos por los que los nombraban de esa forma. Anatole declaró la semana pasada en el juicio por el plan sistemático de robo de bebés. Victoria declaró ayer desde el Consulado argentino en Chile. Antes de empezar, les pidió a los jueces del Tribunal Oral Federal 6 que, como no había psicólogos ni otra asistencia para las víctimas cerca, dejasen estar a su novio dentro de la sala.

–¿Su nombre? –le preguntó la jueza María del Carmen Roqueta.

–Claudia Victoria Larrabeiti Yañez –dijo Victoria.

–¿Nacionalidad?

–Chilena –dijo y rió–: aunque nací en Buenos Aires.

–¿Fecha de nacimiento?

–En mi cédula chilena, el 2 de agosto, y la verdadera el 7 de mayo de 1975.

Y luego:

–¿Tiene algún vínculo de enemistad, amistad o parentesco con los acusados?

–Yo soy víctima de las cosas cometidas por ellos, ésa es mi relación.


El operativo

“Desde los nueve años tuve noción de mi verdadera identidad, que venía de otra familia, pero hace tres o cuatro años empecé una investigación respecto de las personas que nos conocieron cuando éramos bebés. En un aniversario de Abuelas de Plaza de Mayo tuve oportunidad de conocer a un testigo directo del operativo.”

El testigo era un kiosquero: “Conocía a mis padres, a nosotros, porque íbamos a comprar golosinas y dulces y socializaron bastante con ellos, en comidas, en reuniones sin él saber la naturaleza de un compromiso político de mis padres: para él eran sus vecinos y nosotros sus hijos”.

El kiosquero vio el despliegue del enorme operativo el día del secuestro de sus padres, Victoria Grisonas y Roger Julien. Tanquetas, hombres de civil, militares, gente armada y un allanamiento. “Habla de que hay disparos, de que ve a mi madre cuando la tienen detenida. Me cuenta que mi padre intenta escapar por el patio trasero tratando de esconderse y avisando a otra familia. Había disparos. Trata de hacerse pasar por residente de esa casa porque afuera iban tocando las puertas del vecindario. Como se puso una toalla de turbante, no lo reconocen de inmediato hasta que sale y es donde la atrapan. Mi madre trata de escapar conmigo y mi hermano, la capturan, somos separados de ella. Mi hermano tiene el recuerdo de haberla vista herida. El recuerda comentarios de algún policía o militar que le decía: la yegua de tu madre ya no va a estar más”.

Los niños terminaron en Orletti. El kiosquero todavía vio a su madre sujetada de las extremidades del cuerpo, golpes contra el pavimento, la intención de alguien de parar. Alguien apuntándola. No hay otros datos: la idea de que a él lo mataron, la opción de una pastilla de cianuro. La incerteza sobre ella.

El traslado

Victoria y Anatole pasaron de Orletti a un centro clandestino uruguayo. Luego hubo un hotel, aparentemente en Buenos Aires. Y el traslado a una plaza de Valparaíso, en Chile. El poeta Juan Gelman habló de ellos en su declaración de la semana pasada convencido de que llegaron ahí destinados a alguien y que como el contacto no apareció, decidieron dejarlos. Ellos todavía no tienen certeza. “Lo que no se entiende a esta altura de la historia es por qué nos llevan a Chile: algunos dicen que como mi hermano tenía cuatro años y quizá había visto demasiado, la opción más fácil era desvincularnos de Uruguay y Argentina, entonces Chile era un país más lejano.” Los llevaron tres mujeres y dos hombres. Un auto “aparentemente lujoso” los dejó en un parque de diversiones: “Una supuesta tía Mónica nos dice que vamos a ir a los jueguitos, pero que la esperemos ahí, que vuelve en un momento: lo que sucede es que se retiran y no vuelven más, de hecho nos dejan ahí esperando y nadie nos viene a buscar por horas y horas y horas. La gente se dio cuenta de que somos como niños perdidos, que teníamos acento, que no éramos de ahí, estábamos bien vestidos, en una situación extraña, que no había ningún adulto que preguntara por nosotros”.

“Mi hermano tenía conocimiento de muchos lugares con ciertas características, era muy consciente de cómo se llamaba él y yo, y tenía como indicaciones de no hablar del nombre de nuestros padres: mamucha y papucho les decíamos y así empezaron a sospechar que nosotros podíamos venir de gente requerida en Argentina.”

Estuvieron en un hogar de menores. Luego con dos familias. Luego otra aceptó la idea de que “los hermanos de sangre no se separan” y eligió quedarse con los dos. Tres años después, con la difusión de las fotos en diarios que recorrieron el mundo, logró encontrarlos su abuela Angélica. “Ahí apareció otro gran revuelo y la pregunta de: ¿con quién se van a quedar? Mis padres (adoptivos) estaban a un par de días de firmar la adopción plena y se abstuvieron mostrando buena fe.” En ese momento Victoria dejó de hablar. Tomó agua. “Hubo mucho conflicto, obviamente mi abuela se sentía con el derecho de llevarnos, mis padres estaban hechos pedazos con la posibilidad de perdernos; mi hermano y yo no necesitábamos una nueva pérdida. Se dio en entender finalmente que lo más sano era mantener los vínculos, pero no perder a nuestros padres de nuevo, aunque fueran adoptivos. Mi abuela accedió con la condición de que visitáramos y tuviéramos contactos con Uruguay.”

En la audiencia, casi al final, Roqueta le preguntó si todavía recordaba algo o más bien si recuperó alguna imagen o algún olor de esos años. “A mi modo de ver –dijo Victoria– la realidad se construye no sólo de imágenes, sino de sensaciones, de cosas. Tengo sensaciones de ruido fuertes, cierto tipo de sonidos de ruido a golpes y repetidas relaciones vinculares de separación y de abandono. Eso podría mencionar.”

lunes, 7 de noviembre de 2011

Cronograma actualizado de audiencias

Martes 8 de noviembre

11:00 Victoria Julien Grisonas (Claudia Victoria Larrabeiti Yañez, videoconferencia)

María Elba Rama Molla

15:00 María Elena Flores


Miércoles 9 de noviembre

Norberto Liwsky

Adriana Mercedes Leiva

11:30 Catalina De Sanctis Ovando

Beatriz Calvar de Viegas

Mirta Guarino


Lunes 14 de noviembre

10:00 Lucía Zaffaroni

11:00 Mariana Zaffaroni

12:00 María Luz Pelento

Hercila Alba Castillo

14:30 Adan José Alonso

15:00 Lisandro Raúl Cubas (videoconferencia)


Martes 15 de noviembre

11:00 Victoria Ginzberg

Américo Herrera

Idelfonso Marcos Oscar Solá

Carlos Wilde Domínguez

Víctor Washington Zibell

Jorge Luis Paonessa

Paula Elena Ogando

Parir en la ESMA

Sara Solarz de Osatinsky, testigo clave del Plan Sistemático de Apropiación de Bebés durante la última dictadura, acompañó a quince embarazadas en la Escuela de Mecánica de la Armada. Relata cada uno de esos partos y cuenta cómo se acondicionó un lugar específico para la “maternidad clandestina”, a la que derivaban prisioneras de otros campos.

(Fuente: Alejandra Dandan / Página 12)

La pieza de las embarazadas. Jorge Luis Magnacco. Una mesa. La asepsia. Una sábana verde. Tres embarazadas que se van, una que pare. Una incubadora, un sietemesino. El papelito en el que escribe todos los nombres. Noviembre de 1978, en la Escuela de Mecánica de la Armada, más exactamente 16 o 17 noviembre, dijo Sara Solarz de Osatinsky. “Trajeron a quien nosotros creíamos que era la esposa de Matías y era Patricia Roisinblit, que dio a luz un varón el 18 de noviembre de 1978, una cosa conmovedora, como todos los partos, por supuesto, pero en este caso, como Patricia había estudiado medicina –participó Magnacco como médico–, y en el momento que dio a luz pidió que no le corten el cordón umbilical y se lo pongan sobre el pecho y decía: ‘No me lo saquen, no me lo saquen’, era lo que la unía, la seguía uniendo a ese bebé que nació, a quien si no me equivoco le puso de nombre Rodolfo.”

Pedida por las parturientas de la Escuela de Mecánica de la Armada, Sara Solarz de Osatinsky estuvo en una enorme cantidad de alumbramientos en el centro clandestino más grande de la Marina. Es una de las personas que pueden darle a ese espacio las características y dimensiones de maternidad clandestina. Declaró en la causa por el plan sistemático de robo de bebés, es la testigo acaso más importante del tramo ESMA y uno de los pilares del juicio. Viuda, mujer de Marcos Osatinsky, dirigente de las FAR, uno de los prófugos de Trelew, asesinado. Madre de Mario y de José, asesinados a los 18 y 15 años. Llegó a la ESMA el 14 de mayo de 1977 y hasta noviembre de 1978 observó el desarrollo de quince embarazos: su voz se sumergió durante la audiencia en esos mundos, restituyendo a esas mujeres al mundo de los vivos.

A ella la secuestraron en una esquina de Capital Federal, mientras gritaba su nombre, y la golpearon con una llave inglesa. “¡Me llamo Solarz, me secuestran!”, decía y la patota gritaba a su vez qué era una brigada contra drogadictos. “Me llevan a un lugar donde no vi qué era en ese instante y me cortan toda la ropa, ni siquiera me sacan las esposas ni nada, sino que con una tijera me sacan toda la ropa que tenía y me dejan desnuda y me ponen sobre una camilla y es en ese momento que empiezan a decirme:

–Señora, ¿sabe dónde está?

–No sé –les dije yo–. Me da lo mismo.

–Está en la ESMA –me dijeron, y la verdad es que a pesar del “me da lo mismo’, no fue lo mismo: tenía conocimiento de lo que significaba la ESMA por algún folleto que decía todo lo que hacían con los prisioneros, con los secuestrados...”

Una guardia “buena”, “chicos de 14 a 18 años”, después de algunos días la dejaron andar sin esposas atadas atrás, las tenía adelante. “Pude levantarme la capucha y ahí era un espectáculo verdaderamente dantesco: como si estuviéramos dentro de una caja de muertos que llegaba al techo, uno no podía levantar la cabeza porque se golpeaba, todo cerrado con madera y el espacio exacto para que uno estuviera acostado en ese lugar. Cuando pude ver, una cosa que fue terrible de ver, es que en el medio de toda esa cantidad de cajas de muertos, había una cama que sobresalía y una mujer embarazada que se había levantado en ese momento: era Ana de Castro, luego supe que se llamaba así.”

“Yo tenía un papelito muy, muy pequeñito donde iba anotando todos esos datos”, dijo en un momento sobre la sucesión de embarazos. “Papelito de cada una de las embarazadas que desgraciadamente no fue posible conservar, yo pensaba que nunca me iban a dejar ir, se lo di a alguien y después ese papelito desapareció.”

Entre las primeras embarazadas estuvo con Pichona, María del Carmen Moyano de Poblete, y con Cori, que era Hilda Pérez de Donda. Como Ana Rubel de Castro, habían llegado antes que ella y dieron a luz antes de que empiece a funcionar la “pieza de las embarazadas”: cuatro camas que se ocuparon de forma rotativa y los marinos empezaron a llamar “La pequeña Sardá”, la maternidad clandestina de la ESMA. “Sara se ocupó de describir cómo el lugar funcionó con una coordinación interfuerzas –puntualiza Agustín Chit abogado, de Abuelas de Plaza de Mayo–, muestra cómo llegaban embarazadas de Buzos Tácticos de Mar del Plata, La Perla, el Banco o Coordinación Federal.”

–¿Supo si esas tres primeras mujeres tuvieron a sus hijos? –le preguntó el fiscal.

–Sí –dijo Sara–. Pichona pidió por favor que la acompañara en el momento del parto, para no estar al lado de los asesinos. Me bajaron y la bajaron a la enfermería. Estaba el doctor Mag-nacco y estuve al lado de ella y el ruido de las cadenas eran terribles en el momento que se sentían al mismo tiempo los gritos del bebé que nacía.

Pichona tuvo una hija mujer, en junio de 1977. Los partos todavía se hacían en la enfermería. Ella venía de la Perla, estaba en la ESMA desde abril. Su hija permanece desaparecida.

A mediados de 1977 empezó a funcionar la pieza: “El parto se realizaba en la misma habitación (de las embarazadas), sobre una mesa que ellas tenían, había una mesa grande y (Carlos) Capdevilla venía con material que decía que estaba esterilizado, eran las sábanas de color verde que se ponían y el resto de las embarazadas, porque la pieza era para cuatro, las sacaban de la habitación y volvían cuando se retiraba todo el material, estaba lavada la criatura y quedaba la criatura con la madre también en la habitación”.

Sara mencionó visitas de Antonio Vañek, Jacinto Chamorro y Jorge Vildoza. Y el rol de Jorge “Tigre” Acosta, Héctor Febres y “Pedro Bolita”, cuyo nombre es Carlos Galián.

“Siempre era Pedro Bolita o Febres el que venía a buscar a los niños; el doctor Magnacco, que pasaba todos los días; Capdevilla también pasaba si no estaba Magnacco, y Pedro Bolita normalmente era el que partía con el bebé o Febres.” Acosta conocía todo, dijo. “Era el que decidía cuándo venían las embarazadas, quién iba a venir, no recuerdo que haya entrado, pero que sabía, sabía quiénes estaban y en qué momento iban a dar a luz: tenía toda la información de hasta el más mínimo movimiento.”

La pieza de las embarazadas se cerró en marzo de 1978 porque llegaba de visita un periodista inglés. Para entonces, acababan de dar a luz Cristina Greco y Patricia Marcuzzo: “Cerraron las piezas, hicieron como un depósito y por eso Pati, lloraba, decía: `¿Por qué no me dejan con mi criatura?’. Porque prácticamente ese día o al día siguiente que la trasladaron, se quedó la criatura y se la llevaron a ella, por lo que me contaron dejaron el moisés en la casa de la madre”. Ella continúa desaparecida.

–¿Sabía el destino de los bebés? –le preguntó el fiscal Martín Niklison. –No, no sabía exactamente. Una persona que tenía relación con médicos del Hospital Naval decía que había un papel que decía para las mujeres de los militares, que si no tenían hijos, podían adoptar estos hijos de los guerrilleros. Esa fue una de las cosas que supimos. Y Febres dijo que tenía un primo que era una persona muy generosa, que se ocupaba de buscar casas para esos chicos, lo cual significaba que los chicos no eran entregados a sus padres, que esas cartas que ellas escribían no eran reales: no se las entregaban a nadie.

Al final, la presidenta del Tribunal Oral Federal No 6, María del Carmen Roqueta, le dijo, como hace habitualmente, si quería agregar algo más. “Creo que dije todo lo que recuerdo, es lo único que puedo decir: es que es una cosa terrible lo que pasó con las embarazadas, la separación de los niños, la adopción con los mismos que los mataron de alguna manera, que es terrible, algo que pasó en la ESMA que uno no lo puede olvidar, que recuerdo las caras de cada una de ellas, los gestos, lo que hacían en la pieza, las esperanzas, las desesperanzas que podían tener de lo que iba a pasar con sus hijos y con ellas mismas... Es lo único que puedo agregar.”

Las 15 historias

1 Pichona, María del Carmen Poblete

“Pidió que la acompañara en el momento del parto, para no estar al lado de los asesinos. El ruido de las cadenas eran terribles en el momento que se sentían al mismo tiempo los gritos del bebé que nacía. Tuvo una hija mujer, en junio de 1977”. Siguen desaparecidas.

2 Ana Rubel de Castro

“Fue terrible, había sido torturada salvajemente, había sido secuestrada con su marido, era (prisionera) del Ejército, creo, pero la trajeron a la ESMA y estaba embarazada de dos meses. La torturaron hasta dejarle agujeros en los pechos. El hijo nació sietemesino: tenía dos kilos, era varón y dos días después ella gritaba, preguntaba, quería saber y trajeron una incubadora para la criatura, pusieron el chiquito y ella me pedía por favor que mirara si tenía todos los dedos, si los piecitos, si tenía alguna característica particular, y dos días después fueron trasladados.” Ana y su hijo continúan desaparecidos.


3 Cori, María Hilda Pérez de Donda

“Estuve con ella porque ya estaba la pieza de las embarazadas, no sé por qué razón permitieron que yo pudiera quedarme con ellas ahí, así que tuve mucho contacto. Cori tuvo una nena, quería que se llamara Victoria. Fue secuestrada con su marido por la Aeronáutica y a ella la trajeron sola para dar a luz. Le hizo unos agujeritos en la oreja cuando nació la niña con unas cintitas azules que pudimos conseguir y una aguja al rojo vivo, una aguja de coser que había en la pieza de las embarazadas. Le hicieron escribir una carta diciendo que atendieran a la nena, que ella no podía ocuparse, esas fueron las primeras cartas.” Cori sigue desaparecida. Su hija fue recuperada, es Victoria Donda.

4 Tita, Iris García

“Antes de ellas estuvo Tita, pero no conozco demasiado. Venía de Coordinación Federal, la vi en Capucha porque no había condiciones especiales para las embarazadas hasta que las pasaron a la pieza de las embarazadas, en la que Tita no estuvo. Creo no haber participado del parto. La dejaban caminar y tenía los pies hinchados. El nombre de Tita no lo recuerdo, pero una vez que tuvo familia creo que varón, la trasladaron inmediatamente. Y no vi la criatura porque no existía la pieza.” Tita y su hijo continúan desaparecidos.

5 Mirta Alonso de Hueravillo

"Tuvo un hijo varón, yo tampoco estuve en el parto, fue otra compañera. Le puso el nombre Lautaro. La familia sabía que se iba a llamar Lautaro. Cuando se abrió la Pecera, donde se veían los diarios del mundo, en uno de los artículos había algo escrito en holandés, idioma que yo no conocía para nada. Yo decía que podía traducir todas las lenguas, pero no era verdad porque conocía pequeñas cosas, palabras que me daban a entender, como por ejemplo si el artículo decía que Argentina era un país contra los derechos humanos o si eran positivos los artículos por el Mundial. En este caso, lo único que pude ver fue una foto de una Casa Cuna, que habían encontrado a un chico que lo dejaron en la puerta y que tenía puesto algo que decía Lautaro. En el caso de Mirta, el niño era de rasgos indígenas porque ellos eran de Chile y eran de origen indígena. Se decía que los militares no los querían así, es una de las cosas que nosotros pensamos, que es uno de los chicos que entregan por esta razón.” Lautaro fue recuperado por sus abuelos.

6 Susana Beatriz Pegoraro

“Fue secuestrada el 8 de julio del ’77 en la estación de Constitución. Sus padres la estaban esperando, ella venía de Mar del Plata y estaba embarazada y la secuestraron, y los trajeron al padre y a ella a la ESMA. Le dijeron que al padre lo iban a liberar, cosa que aparentemente quisieron hacer, pero al padre le dijeron: ‘Te dejamos acá, pero no tenés que dar vuelta la cabeza’. Y él dio vuelta la cabeza para ver la chapa. Lo volvieron a traer a la ESMA y luego nunca reapareció. A partir de ahí, a ella la llevaron a Mar del Plata a la Base de Buzos Tácticos, cuando la trajeron de nuevo fue una cosa, era otra persona la que habían traído: no hablaba, no se reía, no lloraba, estaba alterada totalmente por lo que había vivido en la base. Muy poquitos días antes la trajeron, pero en mi recuerdo es fines de septiembre. Estuve en el parto, y la dejaron unos diez días más o menos. Era la época en la que la pieza de las embarazadas se abrió. Venía Febres pocos días antes de que la embarazada tuviera familia y traía un lujoso moisés que nadie podía comprar. Era algo lujosísimo y se los daba diciéndoles: ‘Los vamos a llevar a los padres’ y les daba para que escribieran una carta. Yo estaba presente y tenía un papel y decía que pongan que no lo van a poder tener. Todas las cartas eran del mismo estilo, pero no llegaron nunca a las manos (de los familiares). Ella puso el nombre de su madre.” En el parto estuvo Magnacco y Capdevilla. La hija de Susana Beatriz es Evelin Bauer Pegoraro, apropiada por Policarpo Vázquez, retirado de la Marina de Mar del Plata.

7 María José Rapela de Mangone

“Fue secuestrada junto con su marido porque guardaban los muebles en su casa de algún militante amigo. Su marido fue trasladado rápidamente y a ella la trajeron a la pieza. Venía siempre Magnacco a verla, venía a ver a todas la embarazadas. María José se había dado cuenta ya de que la criatura no se movía, pero no quiso decir nada porque dependía su vida del hecho de estar en esa habitación, tenía miedo de qué era lo que podía pasar. En diciembre el doctor Magnacco vio que el bebé no se movía, dijo: ‘Está muerto, hay que hacer un aborto’. Hizo el aborto e inmediatamente fue trasladada.” María José permanece de- saparecida.


8 Graciela “Raquel” Tauro de Rochistein

“La habían traído de la Aeronáutica justo para dar a luz. Me acuerdo de ella, estuve en el parto también. Siempre era Magnacco que estaba en esos partos. Fue un varón. Ella debe haber estado dos o tres días o cuatro como máximo en la pieza, porque en la pieza en general cuando las traían para dar a luz sólo había lugar para cuatro, así que cada vez que daban a luz dejaban el lugar a otra embarazada. A ella la dejaron con la criatura unos días. Trajeron también el moisés, la trasladaron sin criatura. La criatura quedó en la habitación durante un tiempo.” Raquel está desaparecida. Su hijo es Ezequiel Rochistein, restituido. Fue apropiado por Juan Carlos Vásquez Sarmiento, de la Fuerza Aérea, prófugo.

9 Cecilia Viñas

“Venía de Buzos Tácticos de Mar del Plata y dio a luz también un varón y durante mucho tiempo venían a visitarla a la pieza de las embarazadas los altos jefes. Vañek, de la Marina, venían Chamorro y (Jorge) Vildoza. Eran visitas permanentes. Dio a luz alrededor de octubre de 1977. También estuvo Magnacco.” Su hijo se llama Javier, fue apropiado por Jorge Vildoza, jefe del Grupo 3.3.2. de la ESMA, prófugo de la Justicia.

10 Susana Siver de Reinhold

“Era (prisionera) del Servicio de Informaciones Naval, estaba con su marido. Tuvo familia en enero del ’78 pero estuvo desde octubre o noviembre en la pieza de las embarazadas. No fue un parto normal. No estaba Magnacco, estaba Scheller y llamó al Hospital Naval para que viniera un ginecólogo, y yo lo vi y supe que era el jefe de Ginecología del Hospital, no sé su nombre. Puedo describirlo si es necesario, lo recuerdo perfectamente y dijo que había que llevarla al hospital directamente para que diera a luz, para hacerle una cesárea. Tuvo una cesárea y casi dormida la trajeron de vuelta a la ESMA. Es una de las que firma una de las tarjetas que me hicieron las embarazadas cerca de la Navidad: es como un osito en cartulina y uno abría la tarjeta y abría los brazos y decía ‘te queremos mucho, tus hijas’. Firmaban Liliana Pereyra, Pati Marcuzzo, María José y Susana.” Su hija Laura es la última nieta recuperada, nació por cesárea en el Hospital Naval.

11-12 Liliana Pereyra y Patricia Marcuzzo

“Venían de Buzos Tácticos, las trajeron juntas. Deben haber estado en septiembre-octubre (de 1977). Liliana dio a luz un varón en febrero de 1978. Pati alrededor del 15 o 18 de abril de 1978. Las dos dieron a luz un hijo varón. Lilana me contó que habían torturado a su marido delante de ella para que ella hablara y cuando ya estaba en la ESMA, los de Buzos Tácticos venían a interrogarla y ella volvía desesperada cada vez. Se ensañaron bastante con ella. Fue trasladada. Luego supe que dijeron que hubo un enfrentamiento con subversivos y apareció fusilado el cadáver.” Liliana y Patricia están desaparecidas. El hijo de Liliana es Federico Cagnola Pereyra, apropiado por civiles, y el de Patricia es Sebastián Rosenfeld, que fue devuelto a su familia.

13 Alicia Alfonsín de Cabandié

“Alicia era muy jovencita, tenía 17 o 18 años. La trajeron del Banco con los cabellos rapados, era alguien que tenía cabellos muy largos y la raparon, dijeron que era una cuestión de infecciones. Llegó antes de Año Nuevo y dio a luz un varón en marzo con el nombre Juan. Estuvo Magnacco, siempre fue Magnacco. A ella, cuando estuvo en el Banco, un coronel le había dicho que a su marido lo habían trasladado a un lugar del sur y que cuando ella tuviera a su bebé la iban a llevar junto con el bebé y que ahí iban a cambiar las ideas, que iban a cumplir una pena, que era un lugar abierto. A ella la vino a ver Minicucci.” Alicia está desaparecida, su hijo es Juan Cabandié, apropiado por Luis Antonio Falco, de la Policía Federal.

14 Cristina Greco

“La trajeron de Mar del Plata justo antes de dar a luz. Tuvo una hija en marzo. Estaba desesperada porque ya había estado secuestrada por la ESMA hacía mucho, no sé si en el ‘76, la dejaron en libertad y la reconoció después Pedro Bolita. Había sido secuestrada con su marido, tuvo una hija y la tuvo poquitos días: fue trasladada inmediatamente. Nunca supe más. Después supe que la hija apareció con los abuelos y fue un momento muy particular en la ESMA porque cerraban la pieza (ver nota central).” Cristina continúa desaparecida.

15 Patricia Roisinblit

“Dio a luz un varón, una cosa conmovedora, como Patricia había estudiado medicina idió que no le corten el cordón umbilical y se lo pongan sobre el pecho y decía: ‘No me lo saquen, no me lo saquen’”. Rodoflo Pérez Roisinblit recuperó su identidad. Fue apropiado por Francisco Gómez, agente civil de la Fuerza Aérea. Patricia sigue desaparecida.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Cronograma de audiencias

Martes 8 de noviembre
10:00 Arturo Blatezky
10:30 Graciela Nora Rosemblum
11:00 Victoria Julien Grisonas (Claudia Victoria Larrabeiti Yañez, videoconferencia)
12:30 Susana Pérez Gallart
13:000 Carlos Zamorano
14:00 María Elba Rama Molla
15:00 María Elena Flores

Miércoles 9 de noviembre (Auditórium)
10:00 Norberto Liwsky
10:30 Adriana Mercedes Leiva
11:30 Gabriel Matías Cevasco
14:00 Catalina De Sanctis Ovando
14:00 Beatriz Calvar de Viegas
15:00 Mirta Guarino

Lunes 14 de noviembre
10:00 Lucía Zaffaroni
11:00 Mariana Zaffaroni
12:00 María Luz Pelento
12:30 Silvia Arredondo
13:00 Hercila Alba Castillo
14:00 Alberto Mansur
14:30 Adan José Alonso
15:00 Lisandro Raúl Cubas (videoconferencia)

Martes 15 de noviembre
11:00 Victoria Ginzberg
10:30 María Seoane
11:00 Américo Herrera
11:30 Idelfonso Marcos Oscar Solá
11:30 Carlos Wilde Domínguez
12:30 Víctor Washington Zibell
14:00 Jorge Luis Paonessa
15:00 Paula Elena Ogando