Gabriel Mazzarovich, que coordinó un equipo del diario
uruguayo La República
que empezó a investigar el paradero de la nuera y la nieta nacida en cautiverio
del poeta Juan Gelman, detalló el trabajo en la causa por robo de bebés.
(Fuente: Alejandra Dandan - Página/12)
La causa por el plan sistemático de robo de bebés actualiza
las presiones y el poder de lobby que ejerció el Partido Colorado uruguayo, una
vez recuperada la democracia, para impedir u obstaculizar el avance de la
investigación sobre el paradero de Macarena Gelman, la nieta del poeta
argentino Juan Gelman. “Tuvimos que enfrentar a todo el Estado uruguayo, que en
esa época no sólo no colaboró sino que puso todos los obstáculos posibles”,
declaró durante el juicio el periodista Gabriel Mazzarovich, que coordinó un
equipo de investigación desde el diario La República y finalmente dio con Macarena. “Toda la
investigación hubo que hacerla al margen de la Justicia , al margen y en
contra del Estado, porque fuimos vigilados, pincharon nuestros teléfonos, nos siguieron
en autos durante la madrugada cuando salíamos del diario, vigilaron a mi hijo
en la escuela y lo siguieron. Nos amenazaron de muerte varias veces
telefónicamente, la mayoría anónimos, algunas no. Estuvimos con vigilancia
policial durante meses y finalmente se logró ubicar a Macarena Gelman, pero la
investigación no terminó cuando el presidente de la República lo anunció:
nosotros seguimos investigando para ver qué había pasado con la madre.”
Mazzarovich declaró ante el Tribunal Oral Federal seis días
después de la declaración de Juan y Macarena Gelman y dos días antes del
testimonio de otro periodista uruguayo, Roger Rodríguez, que aportó un
documento que arroja una nueva hipótesis sobre el posible día del traslado
ilegal a Montevideo de María Claudia Iruretagoyena, embarazada, a bordo de un
avión de Pluna y en medio de comunicaciones entre la Cancillería uruguaya y
sus delegados en el país. Mazzarovich fue convocado, en cambio, para dar cuenta
de la investigación que llevó adelante con otros dos colegas del diario y en
coordinación con Juan Gelman para dar con Macarena. “Llegamos a la conclusión
de que la trajeron a mi país solamente como una incubadora y para robarle la
bebé, después la mataron”, explicó. Contó en la audiencia cómo debió abordar un
coche tirado en el piso y con los ojos vendados para entrar clandestino al
Hospital Militar ya en democracia, pero en una reedición de las peores imágenes
de la dictadura. Y describió los mecanismos con los que el Partido Colorado
intentó “desterritorializar” la presencia de esa niña.
La historia
En 1998, el poeta se reunió con el director del diario,
Federico Fasano, y con Mazzarovich y les pidió ayuda para chequear en Uruguay
los primeros datos que iba recibiendo sobre la posibilidad de que su nuera hubiese
sido trasladada allí y que la o el bebé hubiese nacido en territorio uruguayo.
Para los periodistas, el dato fue llamativo: “Nunca se había planteado la
posibilidad de que una ciudadana argentina que no había tenido ningún vínculo
con Uruguay, político ni de otro tipo, con 19 años y embarazada, hubiera sido
traída a Uruguay en esas condiciones. Hasta ese momento no se había escuchado
una cosa así, no estaba planteado”.
Cuando dieron los primeros pasos, empezó la oposición del
gobierno: el entonces presidente Julio María Sanguinetti salió a negarlo. Dijo
que “era todo falso, que nunca había sido traída a Uruguay, que todo había
pasado en Argentina, que ellos no tenían nada que ver”, recordó el testigo.
Los periodistas volvieron a ver testimonios de los
sobrevivientes de Automotores Orletti en Argentina, entre los que estaban los
uruguayos capturados en el marco del Plan Cóndor. Los relatos les permitieron
rápidamente relacionar a María Claudia con la muchacha de la que muchos
sobrevivientes habían hablado, que hasta ese momento se pensaba que podía ser
uruguaya. Coincidían las fechas y referencias. Los recuerdos de un traslado
agitado al Hospital Militar para un parto; el regreso al SID, el llanto de un
niño o niña y biberones preparados por otras secuestradas.
“Ahí empezamos a presionar publicando notas –dijo
Mazzarovich–. Trabajamos, investigamos, hablamos con testigos, con
sobrevivientes, buscamos nuevo material y finalmente hablamos con las fuentes
militares. Ante la evidencia, la versión de los militares presuntamente
involucrados cambió: aceptaron que María Claudia había llegado a Uruguay, pero
dieron la versión de que la bebé había nacido muerta y por lo tanto no podía
ser ubicada.”
El dato es curioso también a la luz de los juicios en Buenos
Aires. De momento, puede ser sólo una coincidencia, pero los acusados del
Circuito Camps juzgados en La
Plata en estas semanas dijeron lo mismo sobre Clara Anahí, la
nieta que Chicha Chorobick de Mariani busca desde hace 35 años.
En Uruguay, en tanto, el diario siguió publicando. “Para dar
una idea, entre octubre de 1999 y marzo de 2000, que fue una fecha clave, en La República publicamos 39
tapas y 55 notas referidas al tema. Hasta la actualidad llevamos más de 112
notas escritas. Todas las notas fueron recusadas por el presidente de entonces
y los militares presuntamente involucrados. El cruce de nuestra investigación
con la que hacían Juan Gelman y Mara La Madrid –su compañera– permitió ir armando un
esquema que incluyó hasta testimonios de vecinos que mencionaban una fecha que
coincidía mucho con la fecha del vuelo que había hecho María Claudia, en el
marco del Plan Cóndor.”
Entre los primeros datos, contactaron a un soldado que había
estado de guardia en el Hospital Militar el día del parto de María Claudia. El
testimonio ahora es conocido, pero en aquel momento les dijo que ella había
entrado por el portón de la calle Centenario, por la parte de atrás del
hospital y más tarde la habían regresado al SID. Otro guardia, también ya
conocido, les habló en cambio del momento en el que dos oficiales se la
llevaron del SID, uno de los cuales dijo en voz alta: “A veces hay que hacer
cosas jorobadas”.
“Nosotros rechequeábamos toda la información con fuentes
independientes o cruzando datos con mucha dificultad porque los encuentros con
estas fuentes eran clandestinos: se suspendían cuando ellos sentían que nos
estaban vigilando demasiado y dependíamos de ellos para que nos avisaran de
juntarnos. Llegó un momento en el que, de acuerdo con el diseño de la
investigación, le dijimos a una de estas fuentes que necesitábamos algún otro
tipo de prueba, más allá de su palabra”, dijo. La persona les pidió unos días.
“Nos llamó después, nos encontramos en uno de los tres lugares donde nos
reuníamos a tener estos encuentros, siempre los rotábamos. Y nos dijo que sabía
que en el Hospital Militar había un registro de una ciudadana argentina que
había tenido un parto y que había tenido una niña que había nacido viva.”
El hospital
“Pedí conocer el registro. Después de varias conversaciones,
me llevaron con los ojos tapados. Me muestran uno de esos libros que
correspondía al año 1976 y efectivamente en uno de noviembre de ese año estaba
establecido, a mano, el nacimiento. Decía: ciudadana argentina, una niña de
sexo femenino. Yo pedí sacar fotocopias. Obvio me dijeron que no. Salimos y en
base a ese material hicimos varias notas. Las notas fueron desmentidas. Ese
archivo acaba de ser ubicado recién ahora: más de diez años después en el mismo
lugar donde habíamos dicho, con esa misma cantidad de carpetas. Todavía no ha
sido ubicada la carpeta del año ’76. Yo ignoro si sigue allí o fue destruida
porque ellos tuvieron acceso indiscriminado desde entonces a ese archivo.”
Cuando los jueces le preguntaron algo más sobre el archivo,
dijo que no intentaron profundizarlo: “El objetivo central era encontrar a
Macarena y cuando esa carpeta nos llevó a la muchacha dejo de tener interés
porque ya no era necesaria”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario